Reconquistando a Mi Encantadora Secretaria

Capítulo 25



Capítulo 25

Capitulo 25

Después de firmar el contrato, Cira salid de la habitacién con el contrato mientras sostenia a Clara, que era apenas capaz de caminar.

Rodrigo miré a su alrededor sin encontrar a Morgan. Confundido, se volvié hacia atras y pregunto a Cira: -gEstas bien? gY tu amiga?

-Estoy bien. Muchas gracias, sefior Valbuena -agradeci6 Ciral

sinceramente.

Aunque pudiera insistir en tomar las ultimas dos copas,Exclusive content from NôvelDrama.Org.

definitivamente se sentiria mal al beberlas.

Rodrigo se sintié un poco timido cuando percibié la mirada sincera

de Cira. Sonrié mostrando sus dientes y respondio:

-No hay de qué. Solo que no olvides de considerar seriamente trabajar conmigo.

Cira prometié que lo habia.

Después de rechazar amablemente la oferta de Rodrigo de que las llevara a la casa, Cira se fue primero sosteniendo a Clara. Rodrigo experimento una sensacién de satisfaccidn después de ayudar a los demas y regres6 a la sala privada con alegria. Cuando vio a Morgan sentado alli, se quejé:

-Morgan, por qué me empujaste?

Morgan le eché una mirada indiferente y Rodrigo todavia mantenia su

sonrisa tonta:

-No importa, de todos modos, me converti en un héroe que salvé a

uuvajur

uu

conmigo.

Ramon miré a Morgan y entendié lo que habia sucedido.

En ese momento, un camarero se acercé a Morgan y le informo:

-Sefior Vega, su chofer ha traido el auto a la puerta.

Cira y Clara salieron del Palacio del Oeste apoyandose mutuamente y se pararon en la calle para esperar al taxi reservado en linea. Finalmente, Clara no pudo contenerse y llor6:

-Lo siento, Cira, te he causado problemas...

-Es verdad que me has causado problemas. Por lo tanto, cuando obtengas tu comisi6n de este contrato, tendras que invitarme auna

buena comida -respondi6 Cira sonriendo.

Por supuesto, Josie acepté de inmediato. Ambas habian bebido bastante y se sentian mal, asi que estaban ansiosas por regresar a casa y descansar. Con el rostro palida, Clara le pregunto a Cira:

-Querida, ,cual es el numero de la placa del coche que reservamos? Cira miré su teléfono y respondié:

—Las Ultimas cifras son 429.

Después de decir eso, se detuvo repentinamente. Esas cifras...

Al escucharlo, Clara se sorprendi6 un poco y exclamo:

-jEsta alli!

Pero el sistema mostraba que todavia estaban a dos kildmetros de distanci abriendo la puerta trasera de un coche lujoso.

... Cira levanté la cabeza confundida y vio a Clara

Se asust6 un poco y corrié a impedirla: -jEsto no es!

Pero era demasiado tarde, ya habian encontrado a una mujer sentada en el asiento trasero del auto. Era precisamente Keyla... Este auto era

el de Morgan...

Cuando Cira vio las ultimas cifras de la matricula, se dio cuenta de que eran las mismas que las del auto de Morgan, solo diferian en las primeras letras. En tan pocos segundos, caus6 un malentendido.

-4Qué estan haciendo? -pregunté Morgan, acercandose desde detras.

Cira rapidamente sostuvo a Clara y respondié avergonzada: -Lo siento, nos confundimos de coche.

Morgan bajé la mirada para mirarla Ella no llevaba maquillaje hoy, y debido al efecto del alcohol, sus mejillas estaban sonrojadas a través de su piel blanca y suave.

Keyla de repente dijo:

-No tuve la oportunidad de hablar con Cira en el salon privado. Ya que ustedes también se van, Morgan, podriamos llevarlas a casa.

Cira le echo una mirada a Keyla y no pens6 que fuera bienintencionada, podia percibir que ella estaba demostrando su posicién Unica al atreverse a hacerle demandas a Morgan.

Cira respondio indiferente:

-No es necesario, nuestro taxi ya esta llegando.

Clara, con la vista borrachosa por el alcohol, reconociéd a Morgan y sabia que Keyla era la persona que habia tramado algo en contra de Cira. Ya estaba molesta con ellos, pero, después de beber, se volvid

U JU mighty no viaru. UC CIILO GIT GE

coché directamente mientras decia:

-Entonces, gracias.

Cira rapidamente la detuvo:

-Clara, nuestro coche esta a punto de llegar.

Pero Clara la sujeto y la oblig6 a subir al coche:

-jVen! No podemos despreciar la amabilidad de Morgan y Keyla. Mientras discutian, Morgan ya estaba impaciente:

-Si van a subir, suban; si van a bajar, bajen. No desperdicien mi tiempo. En el instante en que Cira dud6, Clara la arrastr6 a la fuerza al interior del coche. Clara sonrié irénicamente y dijo: -jGracias, Morgan! Vamonos.

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