Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

Capítulo 43



Capítulo 43

Leandro Reyes dijo: —Yo puedo asumir su castigo, no hay problema. — —Vaya, Sr. Reyes, gestas jugando al héroe que salva a la damisela? —, gritd alguien que no temia empeorar las cosas.

Leandro solo sonrid. —La traje yo, asi que mi deber es cuidarla. La chica es joven todavia, no podemos dejar que pase vergtienza, y no la asusten. —

—Como si hubiéramos hecho algo malo, solo le hicimos unas preguntas. —

—Vean ese beso apasionado, eso si es parte normal de nuestro juego. —Original content from NôvelDrama.Org.

Las palabras iban y venian, y Evrie se sentia cada vez mas incémoda.

Evrie se mordio el labio, a punto de decir que aceptaria el castigo ella misma, cuando Leandro se adelanto. —Asumo por ella el doble castigo. —

Con esas palabras, el grupo dejé de insistir y se apartaron, dandole a Leandro la salida que necesitaba.

—Entonces, dos tragos fuertes, bebidos de un solo sorbo, y con eso damos por terminada esta ronda. No digas que no cuidamos de ti, eh, con otros no seriamos tan compasivos. —

Leandro asintio con una sonrisa. —Trato hecho. —

Evrie seguia paralizada, sin atreverse a moverse, mientras Leandro le quitaba el detector de mentiras de su mufieca y le guifiaba el ojo, tranquilizandola.

—No te preocupes, no pasa nada. —

Evrie se sentia mal por la situacion.

—Maestro, ya que perdi, deberia ser yo quien beba esos tragos. —

Después de todo, preferia beber a tener que responder esas preguntas.

—Tienes problemas de estémago, ¢cdmo vas a beber alcohol? Tranquila, solo son dos tragos fuertes, para mi no es nada. —

—Pero..copy right hot novel pub

—El Dr. Farel esta justo a tu lado, acaba de revisarte el estémago. ,Le preguntaras si te permite beber? — Leandro sefialé al Dr. Farel, que estaba a un lado.

Evrie miré instintivamente a Farel que estaba a su lado, encontrandose con su rostro indiferente y decidido, y se trago las palabras que tenia en la garganta.

Era mejor no preguntar. Preguntar solo seria el comienzo de problemas mayores.

Mientras Evrie dudaba, Leandro abrio una botella de licor fuerte, con un contenido alcohdlico tan alto que ella podia olerlo incluso desde lejos.

—Chica bonita, tu maestro va a beber por ti. No deberias hacer algo para agradecerle, como servirle el trago tu misma? —, bromeé alguien, involucrandola en la situacién.

Evrie penso que tenia que hacer algo, al menos para evitar que Leandro pasara un mal rato.

Bajo sus bromas, tom6 la botella y le sirvid el trago a Leandro.

—Rapido, dale de beber a tu maestro, es hora de mostrarle agradecimiento, — agreg6 otro, echando mas lefia al fuego. La cara de Evrie se puso roja.

No se atrevia, pero su indecision en esa situacion solo la hacia parecer mas afectada y complicada, restandole respeto a Leandro.

Evrie, con coraje, levantd la copa y se la ofrecié.

—Maestro... —

Leandro estaba a punto de tomarla cuando dos amigos le sujetaron las mufiecas, impidiéndole moverse. —Disfruta tu castigo, Sr. Reyes. No todos los dias uno tiene una aprendiz tan dedicada.

No la protejas tanto, no vamos a comérnosla. —

Leandro fruncié el cerio. —Suéltenme. —

—No seas asi, acepta las consecuencias del juego. Hermosa, tu maestro se va a enojar, y cuando se enoja es muy intimidante. Date prisa y dale de beber. —

Evrie, sintiendo la tension en el ambiente, se apresur6 a acercar el vaso a los labios de Leandro. Era solo darle un trago, nada grave. —Abre la boca, gpor qué tanta vergtienza? —, alguien presion6é a Leandro.

Al levantar la cabeza, Leandro se encontré con los ojos claros y puros de Evrie, agarrando la copa frente a él, recordandole a un pequenio perro timido y temeroso que habia cuidado una vez.

Se veia inocente y fragil, pero llena de suplica y deseo de agradar. Leandro trag6 saliva y abrid la boca para beber.

La luz de arriba brillaba, el liquido claro se derramaba por su barbilla, brillando bajo la iluminacion, afiadiendo un toque de elegancia y sensualidad.

Evrie, pensando que habia inclinado mal el vaso, rapidamente tomo una servilleta de la mesa para limpiar a Leandro. De repente, sintid una mirada aguda clavada en su espalda...

Mirandola fijamente...


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