Chapter 96
Chapter 96
Por las buenas o por las malas. All rights © NôvelDrama.Org.
No podia dejar de mirar la hora en mi reloj de pulsera como si el tiempo pasara más rápido de esa manera. Desde muy temprano estábamos en el apartamento de Alexander, quien no tuvo problemas en aceptar que Abby to usara para llevar a cabo la reunión con el abogado, después de todo, no era propietario del apartamento. El único que faltaba por llegar era Vincent y faltaban menos de veinte minutos para que dieran las nueve, ya comenzaba a desesperarme de solo pensar que el abogado llegaria antes que mi primo.
-¿Quieren café?-preguntó Alexander levantándose del sofá donde ha estado sentado en silencio, siguiendo cada uno de mis
movimientos con su mirada.
Yo si quiero.-respondió Abby quien estaba sentada sin preocupación alguna con la vista puesta en su celular.
¿Puede ser un té relajante?-pregunté refiriéndome a aquel té milagroso que me hizo relajar de pie a cabeza en su casa en New York, gracias a la sobredosis que me dio Anna.
Alexander soltó una leve risa como si estuviese recordando ese día y negó con la cabeza.
Para nuestra mala suerte, no traje ni un poco de ese té, te traeré un poco de café. -informó divertido antes de acercarse a mi para dejar un beso en mi frente y luego desparecer en la cocina.
Segui caminando de lado a lado mientras caminaba de lado a lado en la sala de estar del apartamento, estaba ansiosa, los nervios me superaban y ni hablar del miedo que comenzaba a burbujear en mi sistema, miedo a que esta locura no saliera como lo teniamos
pensado y que nos saliera el tiro por la culata.
Me exalté en mi lugar cuando el timbre resonó por todo el apartamento y volvi a mirar la hora antes de que mis ojos se cruzaran con los de Abby, preguntándonos con la mirada si se trataba de Vincent o si el abogado se habia adelantado.
Abby se levantó del sofá de un salto y se apresuró a abrir la puerta, mientras yo me escondia detrás del muro que separaba la sala de
estar de las habitaciones.
–
No es el abogado. -informó Abby desde la puerta del apartamento y pude ver a Vincent, quien estaba vestido completamente de
negro, al igual que Alexander, Abby y yo. -Bienvenido, Vincent Grey, por un momento pensamos que no vendria. Oh, miren, también se
vistió de negro, ahora si podemos buscar un nombre para nuestra banda. Los 4 fantásticos. -Abby bromeó sin dejar que Vincent diera un
paso al interior del apartamento, pues bloqueaba la entrada con todo su cuerpo.
– Como siempre con tu sentido del humor, Abby Steele. Con permiso. -Abby abrió su boca con sorpresa por el apellido de aquel
personaje que la identificaba y se quedó atónita sin dejar de mirar a Vicent que pasó por un lado de ella después de escudriñarla con la
mirada.
Al menos el espectáculo de la pareja dispareja logró que los nervios y el miedo decrecieran, dejándome con una sensación de
diversión.
Disculpa por la demora, princesa, tenia que resolver un tema familiar. —hice un ademán con la mano restándole importancia, no
tenia que darme explicaciones, aunque sospechaba que tenía algo que ver con Bastián. -¿Todo listo? Ya casi es la hora, el abogado
llegará en cualquier momento. -dijo preparando un folder sobre la mesa que Abby haria uso para ganar tiempo y hablar directamente
con Richman.
Todo está listo. -Alexander apareció desde la cocina con una bandeja en su mano con cuatro tazas de café humeante. -Hola,
primo, te traje café.
Cubri mi boca con una mano para reprimir la risa que me causaba escuchar a Alexander diciéndole primo a mi primo y más al verlo usando un delantal solo para preparar café.
Primo querido, al fin alguien se preocupa por mi. -dijo Vincent fingiendo emoción y diciendo esto ultimo en voz alta, evidentemente dirigido para Abby que lo ignoró épicamente. -Me gusta tu nueva imagen. - se burlò discretamente del delantal celeste de Alexander y no pude aguantar la risa.
Gracias, la paternidad me sienta bien, ja qué no? -Alexander te siguió el juego y repartia las tazas de café a Abby y a mi, quedándose él con la ultima que quedaba en la bandeja. Que lo disfruten. -dijo antes de posar sus labios en la taza blanca y todos imitamos su acción.
Apenas el liquido oscuro y caliente se hizo paso a mi boca, el amargo sabor mezclado con un toque de sal me hizo devolverlo todo a
la taza sin poder evitarlo, por un momento pensé que era la única que le desagrado el sabor del café de Alexander, pero todos, incluso el mismo Alexander, escupieron el café casi de inmediato.
Por todos los cielos, qué le pusiste al café, ¿confundiste la sal con el azúcar?-Abby no se quedó callada y habló mientras intentaba limpiar el sabor de su lengua con sus dedos, por mi parte, estaba tosiendo sin ser capaz de soportar el sabor.
Dios mio, esto no se puede tomar. Vincent se quejó dejando la taza de café sobre la mesa de centro y Alexander parecia avergonzado a pesar de que se cubria la boca con la palma de su mano,
Mejor un vaso con agua. -dijo Alexander recogiendo las tazas que repartió hace un momento, pero cuando estuvo a punto de llegar a la puerta de la cocina, el timbre del apartamento resonó dejándonos a todos alarmados y helados en nuestro lugar.
Llegó, llegó, llegó, corran, vayanse a sus lugares y Alexander deja esas tazas en la cocina o se dará cuenta antes de tiempo que no estoy sola. Abby gritò en un susurro para que la persona que estaba afuera no lograra escucharnos y prácticamente corri junto a Vincent al pasillo que daba a las habitaciones, dejando a Abby sola en la sala de estar mientras esperábamos a Alexander.
Mi corazón comenzó a golpear con fuerza en mi pecho y mi pulso se aceleró sintiendo los nervios más vivos que nunca.
En unos segundos, Alexander en delantal llegó con nosotros y se posicionó detrás de mi, para escuchar en completo silencio lo que pasaba en la sala.
-Muchas gracias por venir abogado, tome asiento, ¿le ofrezco algo para beber? Que no sea café, es que dejé de tomarlo después de una mala experiencia. -Abby hablaba en voz alta para que le
escucháramos y mordi mis labios reprimiendo la carcajada que queria salir porque la mala experiencia de Abby era el café que Alexander preparó.
Alexander me fulminó con la mirada por burlarme de él y aprovechó nuestra cercanía para envolver su brazo en mi cintura, regalandome la calidez de su cuerpo junto al mio.
No, gracias, asi estoy bien. Me ha sorprendido mucho su llamada, tenia entendido que su relación con la demandada era… – Usted mismo lo ha dicho. Era, tiempo pasado, ahora solo quiero demandarla y que pague por lo que me hizo. -Abby lo
interrumpió antes de que el abogado completara la frase y sonaba muy real.
No me cansaria de decir que como actriz seria la mejor.
-Entonces, necesito que me cuente todos los detalles, si tiene testigos o pruebas contundentes, por favor, enseñemelas, hasta el más minimo detalle nos servirá. -el abogado le pidió a Abby de inmediato y por su voz sonaba muy interesado en el tema.
Claro, abogado, le enseñaré las pruebas. -Abby dijo esto último en voz alta, siendo esta la señal para que nos hiciéramos presente
en la sala de estar.
Sin pensarlo demasiado, caminé a la par de Alexander y Vincent, posicionándonos detrás del abogado que estaba sentado dándonos la espalda, Vincent se apresuró a llegar hasta la puerta y con la llave que ya estaba puesta, pasó el seguro y se quedó de pie con los brazos
cruzados mientras miraba con sus ojos serios al abogado que se levantó alarmado de su asiento al verlo.
– Srta. Dubois, ¿de qué se trata esto? ¿Qué hace el Sr. Lefebvre aqui? -preguntó confundido sin poder ocultar los nervios. Abby se
cruzó de piernas en el sofá como si estuviera muy cómoda y con una sonrisa de medio lado le respondió.
-Señor abogado, ¿podría darse la vuelta?-le pidió Abby mirándose las uñas despreocupadamente y solo así, el abogado se giró
encontrándose cara a cara con nosotros, su rostro palideció cuando su mirada permaneció por más tiempo del que deberia en mi.
–
Un gusto verlo de nuevo, abogado Richman. -aunque mis palabras sonaban con sarcasmo en medio de mi sonrisa fingida,
admito que, si me daba gusto verlo, porque tenia la esperanza de que todo este plan funcionara y decidiera ponerse de nuestro lado para
hacer público todos los delitos de sus clientes más importantes.
— ¿Qué significa esto? Srta. Dubois, jacaso me ha tendido una trampa? -el abogado preguntó dándome de nuevo la espalda parā murat a Abby y tomé la mano de Alexander para que me siguiera hasta el sofà, de ese modo, el Sr. Richman no podria evitar mirarme a la
Cafa.
¿Una trampa? ¿Por qué haria algo asi? Claro que no, jesto es una trampa? -negué con mi cabeza al mismo tiempo que Alexander y Vincent, aunque hasta un ciego podría ver que esto era eso, una trampa, una encerrona, pero era por una buena causa para todos.
Pensé que era más seria, Srta. Dubois, me targo de aqui, solo me están haciendo perder el tiempo. -el abogado guardó con prisa los papeles que habla sacado de su maletin y se dispuso a caminar hasta la puerta para huir, pero Vincent seguia en la puerta sin la intención de dejarlo escapar hasta que nos escuchara y para ser honesta, mi primo lucia imponente e intimidante en este momento. Hágase a un lado, Sr. Lefebvre, esto es un atropello, estoy en contra de mi voluntad en este lugar, saben como se llama eso? Secuestro, ¿
–
y saben cuántos años le van a dar en la cárcel?
Secuestro dice, usted ha venido aqui por su propia voluntad, hay cámaras de seguridad, ¿sabe eso? - dije mientras me sentaba a
un lado de Abby, sintiendo que los nervios se esfumaban por completo, dejándome una sensación de seguridad que nunca lo habia
disfrutado como ahora.
Después de todo no era tan mala la idea de usar a Abby como anzuelo.
– Apártese o llamaré a la policia y todos estarán en graves problemas. -el abogado gritó desesperado, mientras intentaba quitar a
Vincent de la puerta, pero sus esfuerzos fueron en vano, pues su fuerza no se podia comparar con la de mi primo.
-El se va a apartar cuando escuche el motivo por el que le he llamado. -dijo Abby apoyando su cabeza en la mano que reposaba
sobre el respaldo del sofá, mientras miraba serena al desesperado abogado.
– No me interesa saber, usted es una mentirosa, me ha tendido una trampa. Déjenme ir o llamo a la policia y esta vez va en serio. –
dijo el abogado sacando el teléfono de su bolsillo y cuando estaba marcando algún número, Vicent le arrebató el teléfono guardándolo
en el bolsillo trasero de su pantalón. -Secuestro y robo, le espera muchos años de prisión Sr. Lefebvre, ¿cómo puede prestarse para
esto?
– Sr. Richman, mi novia no le ha preguntado si quiere quedarse o no, usted se va a quedar por las buenas o por las malas. -Vincent habló dando un paso desafiante hacia él y Abby se congeló a mi lado después de tomar mi brazo con fuerza al escuchar como mi primo
se refirió a ella.
Mi novia, ha dicho mi novia, ¿escuché bien? ¿Se refiere a mi o a ti? -Abby me preguntó en voz baja mostrándose realmente
sorprendida, ni siquiera era capaz de parpadear y comenzaba a asustarme.
–
Si amiga, se refiere a mi, me hice novia de mi primo antes de venir. Por supuesto que se refiere a ti. Abby, concéntrate. –dije en un intento por devolverla a la realidad, pues los planes no estaban saliendo del todo bien, el abogado seguia resistiéndose, pese a las
intimidantes miradas de Vincent y Alexander y si el abogado no accedia, tendriamos que recurrir al plan b.
–
-Querido novio, mi querido Vincent Grey, procede a ejecutar el plan b. -soltó Abby de pronto y abri mis ojos de par en par por tomar aquella decisión a la ligera cuando no habíamos insistido lo suficiente.
Vincent y Alexander miraron a Abby incrédulos por la orden inesperada y el abogado aprovechó el descuido de todos para escabullirse hasta la puerta para huir, pero sus planes se frustraron, pues la puerta estaba con seguro, nadie podia entrar ni salir.
Vale, el abogado no estaba dispuesto a colaborar, entonces nos escuchará por las malas, no iba a desperdiciar esta oportunidad, además, si lo dejaban ir, seria muy peligroso para todos, pero más aún para Abby y no voy a permitir que lastimen a nadie más.
Si no le soltamos que su esposa le es infiel con Paul y le proponemos que se ponga de nuestro lado entregando a los Dubois, todo se
iba a complicar. Es ahora o nunca,
-Ya escucharon a Abby, nos va a escuchar por las buenas o por las malas. -di la última palabra tomando a todos por sorpresa y el abogado me miró con temor, como si estuviera pasando las peores escenas por su cabeza, seguramente ya estaba acostumbrado a estas situaciones, teniendo en cuenta que era el cómplice de los seres más despiadados de este planeta, los Dubois, pero en esta ocasión, él no era un espectador.
Sin embargo, había una gran diferencia entre esos criminales y nosotros. Nuestra intención era buena, le ibamos a abrir los ojos.
Después de meditarlo por escasos segundos, Alexander y Vincent se acercaron hasta el abogado que comenzaba a temblar de miedo y no lo pudo ocultar cuando comenzó a gritar sin control alguno.
-INO! ¡Suéltenme, no me pongan las manos encima o los demandarél ¡Me encargaré que reciban la pena máxima por esto que. están haciéndo! ¡Ayuda! ¡Llamen a la policia! ¡Esto es un secuestrol Alguien que me ayude, me están secuestrando!