Heredera divorciada Novela de Juliany Linares

Chapter 56



Chapter 56

¿Qué pretende?

Faltaban minutos para que los invitados a la cena de trabajo llegarán a la mansión, yo estaba terminando de tratar algunos temas con mis abogados, pues el caso iba tan bien a mi favor con las evidencias, que ya lo daba por ganado. Las haría pagar una gran suma millonaria, ya que para ellas, el dinero lo es todo, sin contar la humillación de tener que estar tras las rejas hasta que den el veredicto.

Los comentarios en las r************* hahian ng

****** habían cambiado de dirección, no había ni un solo insulto dirigido hacía mi como los últimos días, ahora los malos comentarios iban dedicados a las tres víboras que tomaron tan malas decisiones. Exclusive content © by Nô(v)el/Dr/ama.Org.

Me despedi de mis abogados cuando terminamos de hablar sobre el tema y ambos abandonaron el despacho y segundos después la mansión.

Justo cuando iba por Tristán a su habitación, Maga invitó a pasar a la casa a Julián, quien al verme, se acercó a saludarme con un beso en la mejilla.

Fue inevitable que mis músculos se contrajeran de solo recordar sus palabras de ayer frente a todos los presentes.

– Bienvenido, Sr. Ferrer, tome asiento, en unos minutos vendrán los demás. – le señalé el sofá y antes de que tomara asiento, se dirigió a mi con su rostro serio de siempre.

– Sra. Doinel, quiero disculparme con usted por lo que dije anoche, después de irme, estuve pensando toda la noche en ello y no quiero que me malinterprete, solo me pareció muy patán por parte del Sr. Lancaster, referirse de usted de esa manera y más siendo su ex esposa, ha sonado muy irrespetuoso

y quise aligerar el ambiente, pero ha sonado peor de lo que sonaba en mi mente. ¿Podrá usted disculparme? -analicé cada palabra que salió de la boca de Julián y de cierto modo me sentí más aliviada.

Fue conciente que aquello sono más como coqueteo que cualquier otra cosa y me alegraba saber que sus intenciones conmigo no eran como yo las imaginaba en lo absoluto.

Aunque admito que me hizo sentir realmente incomoda después de que se fue y me dejó con todas aquellas miradas posadas en mí, unas de curiosidad, otras de fastidio, fue tan incómodo, que tomé a mi hijo en brazos y sali directamente al auto a esperar a los demás. Por suerte, mis padres fueron mis acompañantes hasta casa y no dijeron una sola palabra durante el camino, desde entonces, no había intercambiado palabra alguna con alguien en esta casa, excepto con Maga y mis padres.

Sonreí sin mostrar mis dientes y asentí con mi cabeza.

– Acepto sus disculpas, me alivia saber el verdadero significado de sus palabras. – Julián ladeó su cabeza mostrándose avergonzado y le hice un ademán con la mano restándole importancia. Ya había aclarado todo, tampoco era un tema tan relevante al que había que darle mil vueltas. -Con permiso, ire por mi padre.

– Adelante.

Subilas escalera, dejando solo a Julián en la sala se estar, hasta llegar a la habitación de mi padre donde me dijo que estaria antes de encerrarme con los abogados en su despacho.

Toqué la puerta con mis nudillos y luego de unos segundos, mi padre apareció al abrir la puerta con una sonrisa débil, detrás de él estaba Vincent con su expresión neutra y mi madre que parecía preocupada.

– Padre, ya llegó el Sr. Ferrer… -le avisé señalando la planta baja con mi dedo pulgar, pero no me pude concentrar lo suficiente por el rostro de mi madre, cualquiera podía ocultar sus emociones menos

ella, algo estaba pasando. -¿Está todo bien? —pregunté mirando más que todo a mi madre.

– ¿Por qué no habría de estarlo? ¿Julián Ferrer llegó? Andando, la cena está por comenzar. -mi padre enganchó su brazo con el suyo y me hizo caminar hasta las escaleras, en ese momento supe que me estaba ocultando algo.

Me detuve antes de bajar las escaleras y me solté de su agarre para mirarlo fijamente con los ojos entrecerrados.

-¿Me puedes decir que está ocurriendo? ¿Me crees tonta? – miré a Vincent quien seguía inexpresivo y pronto imaginé que él tenía algo que ver. -Vincent…

– Princesita, ¿te parece si hablamos de esto después de la cena? Estamos sobre la hora, no podemos ser impuntuales y más si la visita ya está aquí. —respondió Vincent sin emoción en su voz y resople sintiéndome fastidiada.

– Sari, no es nada de que preocuparse, hablaremos de esto después de la cena, es lo más conveniente, ¿vamos? -dijo mi padre e intentó tomar de nuevo mi brazo, pero me negué.

– Pueden adelantarse, iré por Tristán. Vincent, ¿me acompañas?-lo miré severa y supo que no tenía escapatoria de mí.

Dejé que mis padres siguieran su camino después de lanzarle una mirada a Vincent y caminé junto a él hasta la habitación de Tristán.

– Sari… -levanté mi mano en modo de stop y dejó la palabra en el aire.

Al entrar a la habitación, vi que Abby estaba acostada en el sofá con su celular, mientras que Tristán dormía plácidamente en su cama, apenas y miré a Abby, pues aún no olvidaba la mentira que me dijo y tampoco tenía tiempo para conversar sobre eso con ella.

– Abby, todos esperan abajo, ya comenzará la cena. -le avisé como excusa para que abandonara la habitación y poder hablar con Vincent a solas, pues solo así podria soltar aquello que mis padres ocultaban.

Abby se levantó con la mirada clavada en el suelo, se notaba que estaba apenada conmigo y aunque quisiera hablar conmigo, sabía que no era un buen momento.

Pasó por un lado y me acerqué a la cama de Tristán sin ganas de despertarlo, se veía tan relajado durmiendo, que seria un delito interrumpir su sueño.

Cuando Abby se fue, esperé unos segundos para girarme a Vincent y mirarlo con una ceja arqueada, su mirada llena de seriedad no desapareció en ningún momento y después de soltar un suspiro comenzó a hablar.

– Le he contado a Leonardo y a Joelle mis sospechas sobre Paul. -soltó de repente sin anestesia y lo miré con confusión. – Lo siento, princesita, pero sé que hay algo mal con él y anoche volvieron de afuera como si no hubiese pasado nada, no quiero que salgas lastimada otra vez, has tenido suficiente con el marido que te buscaste y las personas que lo rodean como para que tengas otra decepción con Paul. Confías mucho en él, ¿cierto? -me cruce de brazos reteniendo mi molestia por las personas que se atreven a tomar decisiones sobre mi vida.

Que haya estado de aquella manera con Paul, no significa que haga como si no hubiese pasado nada.

– Para empezar, no es necesario que metas las manos por mí, Vincent, sé que no quieres que tenga más decepciones, pero no soy una niña, si tienes algo que decirme, hazlo en mi cara, ¿por qué meter

a mis padres? -me quejé en voz baja con cuidado de no despertar a Tristán.

Vincent se acercó a mí y me tomo de los hombros mientras me miraba fijamente.

– Sari, yo sé que no eres una niña, pero nunca dejarás de ser mi princesita y jamás dejaré de cuidarte la espalda, dejé de hacerlo cuando te casaste y mira como terminaste, eso no volverá a pasar. Y lo siento, pero sabes que soy muy observador y sé que Paul se trae algo entre manos y tú estás en medio, ¿no te

causa intriga saber por qué te mintieron tan descaradamente? ¿Con quién estaba hablando? Porque de la empresa desde luego no era. -no quería hacer sentir mal a mi primo, pero sentía que estaba exagerando, aunque lo que escuché anoche de Paul no estuvo bien, no sentía que era algo que me perjudicara.

– Hablaba con un abogado, un tal Richman, quería buscar los mejores abogados para el caso de difamación. —respondi casi en automático para que bajara la guardia con el tema.

Vincent soltó una risa sin gracia y me miró después de unos segundos en los que posó su mirada en el techo como si estuviera pensando en algo.

– ¿Eso te dijo? Él mismo me preguntó sobre el caso luego de que denunciaste públicamente a esas mujeres, desde luego le dije que tenías los mejores abogados y que ese caso saldría a tu favor, a los minutos recibió una llamada, se fue diciendo que era de una sucursal y no le creí por lo inquieto que lucía y por las palabras que intercambió en secreto con Abby. ¿Qué piensas al respecto? —la información que mi primo me estaba dando despertó las sospechas que desaparecieron la noche anterior.

Si Paul sabía que tenía abogados y que el caso estaba inclinado a mi favor, ¿por qué llamar a un abogado? ¿Por qué me mintió? ¿Quién era el Sr. Richman? Y, ¿qué es lo que se supone que debía

salir perfecto?

– ¿En realidad ocurrió así? —pregunté aturdida e intentando buscar alguna respuesta o la lógica al asunto.

Pero era imposible, tal vez si no hubiese interrumpido la llamada anoche, habría escuchado algo más, ahora la duda se alojaba en mi pecho gracias a Vincent.

– ¿Para qué mentirte? No tw lo hubiera dicho a solas de no ser así. Además, si no le hubiese contado a tus padres, en este momento estarian terminando de tomar una decisión en base a una conversación que tuvo Leonardo con Alexander, debo admitir que tu ex esposo es muy atrevido al querer cambiar el proyecto. -el repentino cambio de tema no fue suficiente para sacarme de mis pensamientos.

Me resultaba difícil pensar mal de Paul, es el hermano de mi mejor amiga de la infancia, ha sido mi amigo desde que tengo uso de razón y sus padres son los mejores amigos de los míos. Sería más fácil creer que estaba con diferentes mujeres por su fama de mujeriego en el pasado. ¿Qué tenía que ver con abogados y conmigo?

Pronto las últimas palabras de Vincent resonaron en mi cabeza y volvi en sí.

– ¿Qué cambios quería Alexander? -pregunté después de unos segundos en silencio. Aunque ya sabía cuál era el gran cambio que Alexander quería, Julián me lo había dicho anoche.

– Alexander quería llevar a cabo el proyecto Nueva York y tu padre aún lo estaba dudando, sabrá Dios qué le habrá dicho para hacerlo pensar en su propuesta, pero después de la conversación de hoy prefiere tenerte cerca, de vuelta en París.

¿Qué es lo que pretende Alexander?


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