Capítulo 32
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El semblante de Natalia lucía algo sombrío. Desde hacía más de cuatro años, David parecía haber cambiado por completo, ignorando todas sus solicitudes. En cuanto a Julio, Natalia no estaba segura, si él la ayudaría.
Pero lo que Natalia quería, no había nada que no pudiera obtener.
-Haz lo que sea necesario para conseguir su canción.
Después de colgar el teléfono de la empresa Voz Global, en los ojos imperturbables de Silvia, se vislumbró un gran destello de frialdad. Nadie conocía mejor a Natalia que ella.
Durante todos esos años, ya sea en el mundo del espectáculo o en la industria musical, Natalia había sido una oportunista. Robando el éxito de los demás y, arrebatando carreras ajenas...
Si no fuera por la ayuda incondicional de Julio y David, ella en realidad, no habría llegado tan lejos...
Nadie sabía lo difícil que era componer canciones para alguien co problemas auditivos. Durante todos esos años, Silvia había trabajado incansablemente para cuidar de sus dos hijos y de Nuria, temerosa
que no tuvieran una buena vida.
de
Ahora, el dinero que ganaba era suficiente para mantener a su
familia. ¿Por qué, entonces, vendería sus composiciones a Natalia por dinero?
De vuelta en su hogar, Silvia dejó el teléfono a un lado y se dirigió directamente a tomar un baño, reflexionando sobre la manera más rápida de obtener lo que necesitaba.
Quizás estaba demasiado exhausta, Silvia se recostó un poco en la bañera y, sin darse cuenta, se quedó dormida.
La llamada de su mejor amiga, Viviana, la despertó asombrada.
-Silvia, estaré de regreso en un par de días.
Silvia salió envuelta en una bata: -Cuando regreses nos vemos.
-Está bien. ¿Cómo has estado últimamente? ¿Julio te ha estado molestando? Y esa Natalia, ¿sabe que has regresado?
Viviana estaba muy preocupada por ella estando sola.
-Natalia aún no sabe que he regresado, pero pronto lo sabrá.
Se acercó a la ventana y sintió el viento veraniego acariciando suavemente su piel, llevando consigo el calor.
-En cuanto a Julio... no te preocupes, no permitiré que me moleste
Mientras hablaba con ella, sonó el timbre. Eran las nueve de la noche, ¿quién podría ser a esa hora?
Eduardo no estaba a su lado, lo que hizo que Silvia se sintiera un
poco inquieta. Originalmente, Eduardo iba a quedarse afuera, pero en esos días había estado protegiéndola sin descanso, así que Silvia le dijo que se fuera a descansar.
Bajo las escaleras rápidamente y miró el monitor de la puerta, conteniendo la respiración. ¿Cómo podía estar él aquí?
Julio estaba parado frente a la puerta en ese momento, con una figura atractiva y esbelta y una cara que parecía especialmente fría bajo la luz de la farola.
Dado que había llegado hasta su puerta, Silvia no tenía razón alguna para no recibirlo.
Abrió la puerta.
Silvia solo llevaba puesto una amplia bata blanca, con el cabello largo y desordenado cayendo sobre sus hombros, apoyada en el marco de la puerta, con una expresión suave en sus rasgos. The content is on
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-Vienes tan tarde, señor Ferrer, ¿hay algo en lo que pueda ayudarte?
Julio observó fijamente la apariencia actual de Silvia y se quedó momentáneamente atónito. La transformación de Silvia desde
su
pasado conservador era demasiado
grande. Por alguna razón
m
inexplicable, de repente Julio sintió un gran n deseo de saber qué había
sucedido en todos esos años con ella. The content is on
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-He venido a contarte cómo nos conocimos -dijo Julio, estrechando los ojos como si intentara leer todo sobre Silvia.
La mirada ardiente hizo que Silvia comenzara a sudar en las palmas de las manos, pero se obligó a mantener la calma.
-Señor Ferrer, ¿no preferirías entrar en vez de quedarte afuera y contármelo?
De repente, Julio se acercó rápidamente y atrapó a Silvia contra la pared, cerrando la puerta detrás de él.
El aire en la habitación se volvió denso de inmediato.
Apoyada contra la fría pared, antes de que pudiera decir, una se palabra, sus labios fueron sellados por los de Julio, quien la al por completo.