Capítulo 22
Capítulo 22
Lucas, después de soltar al loco aquel, se encontró con la mirada poco amistosa de Renán, quien llevaba a Yuria de la mano fuera de la comisaría. Ella parecía haberse llevado un susto de aquellos, refugiándose en los brazos de Renan, éste se quito la chaqueta y se la puso con un cariño que no se vela comúnmente, y luego la abrazó preguntándole: “¿Tienes frio?”.
Ella, con esa fragilidad que la caracterizaba, asintió apenas.
“Sr. Hierro, la persona en cuestión tiene un tutor legal, ya fue liberada bajo su custodia”, le explicaba Lucas mientras extendia una tarjeta hacia Renán. “Además, le dijeron que, si su amiga tiene algún problema, pueden llamarlos. Ellos se harán cargo de los costos médicos y de cualquier otro daño”
La mirada de Renán cambió por completo al recibir la tarjeta, sus cejas se juntaron en una mueca de desconcierto: “¿Felipe Linares?”.
La familia Linares, yo también estaba estupefacta al lado de Renan, ¿la familia Linares?
La familia Linares de Monte Azul, eran dueños de un imperio comercial, estaban en la cima de la élite financiera, ni siquiera los Hierro podian compararse con ellos. Pero, ¿cómo era posible que alguien de la familia Linares hubiera crecido en un orfanato y encima estuviera loco?
Recordando la identidad de Kent, no podia parar de temblar, con el poderio de la familia Linares detrás, ¿eso explicaba cómo después de tantos crímenes seguía sin ser descubierto? Estaba segura que alguien estaba cubriendole las espaldas; entonces, ¿qué debería hacer? ¿Dónde estaba mi cuerpo? ¿Podría descubrirse la verdad sobre mi muerte?
“¿Él es de la familia Linares?”, balbuceo Yuria con un shock que se le notaba a leguas. Se tomó su tiempo antes de añadir. “¿Un loco de la familia Linares? Nunca había oído algo así”.
“Hace tres años, el hijo mayor de Felipe Linares, su nieto y su nieta murieron en un accidente de tráfico. El único que quedó fue el hijo menor, quien padece dejazoospermia, sin la capacidad de tener hijos, sin posibilidad de dejar un heredero”, dijo Renán con el ceño fruncido y una voz grave.
“Ese loco seguramente es el nieto de los Linares. Si no, Felipe Linares no se preocuparía tanto por un
demente”.
“¿Preocuparse?”, se burló Lucas. “Si le importara, no lo dejaria vagando por las calles. Probablemente solo quieren asegurarse de tener un descendiente”.
Renán no respondió, porque los asuntos de la familia Linares no le interesaban y preferia no involucrarse: “Oficial Lucas, ya que ha aclarado todo, mejor enfoquese en el asesino y déjese de preocupar por Nayra”.
Abriendo la puerta del coche, él ayudó a Yuria a subir, demostrando cuidado en cada detalle, después dijo con una confianza que parecía no tener limites: “Yuria y yo nos vamos a casar. Ella seguramente aparecerá en la boda”.
No pude evitar reirme con ironía, él planeaba usar su boda con Yuria para sacarme de las sombras.
“Pues felicidades”, dijo Lucas con una mirada penetrante hacia Renán. “Espero que solo haya sido una broma pesada de Nayra y que esté segura para asistira su boda”.
“Ni soñarlo”, murmuré desde un rincón, observando a Renán. Yo no iba a aparecer, nunca más.
Renán arrancó el coche y se fue. Mientras, yo me quedé parada alli, sin saber a dónde ir, era un alma en pena, creo que asi se le dice a alguien como yo. Muerta y sin saber ni a dónde ir.
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“Nayra, ¿dónde estás?”, Lucas alzó la vista al cielo y de repente soltó la pregunta.
Me volvi para mirarlo y sonreí: “Estoy muerta, Lucas. Yni yo sé dónde está mi cuerpo”.
“¡Lucas! ¡Tenemos un problema!”, afuera de la estación de policía, un joven agente entró corriendo, claramente alterado. “En Rio de la Paz, han, han encontrado otro cuerpo de mujer, con el mismo modus operandi, vestido rojo, frecuentaba el Club Extasis, violada antes de ser asesinada, murió por asfixia”.
Lucas frunció el ceño y tiró el cigarrillo que tenía en la mano: “Maldita sea, qué desgraciado!”.
Lucas estaba furioso, perdió el control y comenzó a golpear la papelera más cercana, odiándose por su impotencia, por no haber capturado aún al asesino, por permitir que tantas mujeres inocentes fueran “victimas de ese tipo.
“La piel del rostro de la victima fue completamente desollada, imposible reconocer su identidad”.
Fue solo entonces cuando Lucas se calmó y se quedó en silencio, parado en su lugar: “Vamos a echar
un vistazo”.
Lo segui, nerviosa, en mi último recuerdo antes de morir, el asesino habia secuestrado a varias mujeres. En mis últimos momentos, vi a varias mujeres en vestidos rojos, encogidas y escondidas en un rincón.
“Todavia hay sobrevivientes, Lucas, todavia hay sobrevivientes. ¡Ve a ese orfanato abandonado, busca en ese orfanato abandonado!”, segui a Lucas, gritando desesperadamente, tratando de hacerme oir,
pero sin ningún resultado. Era como si estuviéramos separados por dos mundos; él simplemente no podia sentir mi presencia.
“Es muy extraño, este cuerpo también tiene algo que pertenecía a Nayra. La mujer tenía un arete en su oreja izquierda que, después de ser identificado, resultó ser el que Nayra llevaba el día que desapareció”, informó una oficial de policía a Lucas al volver de la escena del crimen.